El Arbol de Navidad
El Arbol de Navidad es una tradición que se ha practicado desde tiempos antiguos.
Todo comenzó cuando algunos pueblos primitivos decoraban sus chozas con plantas y flores dependiendo de su cultura.
Los antiguos Romanos y Griegos acostumbraban decorar sus casas con hiedra. Los Celtas y Escandinavos, usaban Muérdago y otras plantas de hojas perennes como el laurel, acebo y pino para sus decoraciones.
Los Escandinavos creían que estas plantas poseían poderes medicinales o mágicos para curar las enfermedades. Los Celtas consideraban al árbol como un elemento sagrado.
Primeras Celebraciones con Arbol de Navidad
Las primeras celebraciones que incluyeron un árbol adornado y venerado las realizaron los Druidas en el centro de Europa. Ellos creían en la sacralización de los elementos y las fuerzas de la naturaleza a través de él.
Los Druidas eran miembros de la clase Sacerdotal de Gran Bretaña, Irlanda, Galicia, La Galia en Francia y en otras partes de Europa Celtica.
Cerca de la fecha de La Navidad Cristiana, los Druidas adornaban un árbol perenne para celebrar el cumpleaños de Frey, dios del Sol y la fertilidad.
El árbol era llamado “Divino Idrasil” que significa árbol del universo. En la copa del árbol estaba el cielo o Asgard, que significa la morada de los dioses y Valhalla que es el palacio de Odín, dios principal en la mitológica Nórdica. En las profundas raíces del árbol estaba el Helheim o reino de los muertos.
Estas viejas tradiciones fueron olvidadas cuando se evangelizo el centro y norte de Europa. Los primeros cristianos de estas regiones cambiaron el significado pagano del árbol y comenzaron a usar el arbol de navidad para celebrar el nacimiento de Jesús.
Lea: Significado del Arbol de Navidad.
El Arbol de Navidad de San Bonifacio
La historia tradicional de Alemania afirma que el árbol de navidad nació en el siglo VIII (701-800). No obstante, se considera que esta creencia es una parte real y parte leyenda.
Parte de la historia considerada real
San Bonifacio era un Obispo Ingles que viajo a Hesse, antigua Germania en el siglo VIII con el objetivo de evangelizar esas tierras.
Despues de un largo, duro y aparentemente exitoso periodo de evangelización en la región, San Bonifacio viajo a Roma para informar sus avances al Papa Gregorio II.
San Bonifacio regreso a Alemania en la Navidad del año 723. Y con gran dolor comprobó que los alemanes habían adoptado nuevamente a sus antiguas celebraciones paganas. Se estaban preparando para celebrar el solsticio de invierno y sacrificarían un hombre joven al pie del sagrado roble de Odín.
Poseído de la misma ira Santa que sintió Moisés cuando encontró el becerro de oro, San Bonifacio tomo un hacha y corto el roble sagrado.
Parte de la historia considerada Leyenda
Cuando San Bonifacio hizo el primer corte con el hacha, una fuerte ráfaga de viento hizo caer el arbol al instante. Al ver el suceso, el pueblo asustado reconocio el poder de Dios y pidieron al Sacerdote les mostrara la forma correcta de celebrar la Navidad.
San Bonifacio observando un pequeño abeto o arbol de navidad que había sobrevivido milagrosamente entre los restos del roble caído, viéndolo como símbolo perenne del amor perenne a Dios lo tomo y lo adorno con manzanas y velas.
Las manzanas simbolizaban las tentaciones a las que estamos expuestos y las velas representaban la luz de Cristo que ilumina siempre al mundo.
Como San Bonifacio conocía la tradición de los habitantes de introducir plantas perennes en sus casas, le solicito a todos los presentes que llevaran a sus casas un abeto.
De allí nace la tradición del arbol de navidad y se difundió por toda Europa. Al pasar los años, con las masivas migraciones y la conquista española la tradición llego también a América.
Aunque el significado sigue siendo el mismo, la diferencia es que en la actualidad los arboles son adornados con esferas de colores, luces, lazos, guirnaldas, etc. y se popularizo el uso de árboles artificiales.
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